Es el responsable de mantener el tono, la textura y la humectación de la piel. Se trata del ácido hialurónico, un polisacárido que actúa como “almacén” de moléculas de agua. Se halla en altas concentraciones en la piel y articulaciones, donde proporciona lubricación y mantiene la hidratación de los tejidos.
Dado que los niveles de ácido hialurónico disminuyen a medida que envejecemos -lo que se traduce en arrugas y flacidez- aplicarlo a través de cremas, el uso de fillers o tomar suplementos de esta sustancia, pueden ayudar a mantener una piel joven y radiante.
Sus beneficios
Hidrata: posee la capacidad de retener grandes cantidades de agua, lo que colabora con la hidratación cutánea y ayuda a reconstituir las fibras que sostienen los tejidos de la piel. Además, estimula la regeneración y colabora con la producción de colágeno, responsable de sostener los tejidos de la piel.
Rellena: al actuar como una esponja, aumenta el volumen de los pliegues, las arrugas y otras depresiones cutáneas, produciendo así el efecto relleno. Los fillers o rellenos de ácido hialurónico son una de las alternativas más utilizadas para mejorar el aspecto del rostro. Se utilizan para corregir arrugas, surcos o dar volumen a determinadas zonas de la cara, como líneas de expresión de la frente y de la zona peribucal.
Ayudan a devolver el aspecto juvenil al rostro y disimular el paso de los años y están expresamente indicados para retrasar los procedimientos quirúrgicos.
Antioxidante: el ácido hialurónico ayuda también a combatir los radicales libres, que generan el envejecimiento.
Cicatrizante: permite la reparación de la matriz extracelular ayudando así a la regeneración de los tejidos. Además, el ácido hialurónico mantiene los niveles de humedad óptimos para la correcta nutrición y función de defensa del organismo.
Mejora las marcas de acné: esta sustancia ofrece buenos resultados en el tratamiento antiacné.
Aumenta el volumen facial: mediante los fillers se remodela la estructura de la cara de manera natural.
Las cremas con ácido hialurónico
Entre los beneficios de este activo resulta especialmente atractivo su poder hidratante (por eso está presente en cremas faciales para pieles secas), su acción para mantener la piel tersa y rellena y su poder para evitar la pérdida de agua: un gramo de esta sustancia es capaz de contener hasta seis litros de agua. Aplicado sobre la piel y en contacto con el agua, se convierte en una especie de esponja que permite mantenerla hidratada durante más tiempo.
Esto tiene efectos muy positivos, como mantener la piel más jugosa y rellena, controla las arrugas y evita la piel deshidratada.
En cuanto a su uso se recomienda la aplicación de ácido hialurónico por la mañana ya sea en gel, sérum, o emulsión para mejorar la hidratación.
Un truco: aplicando este activo después de vitamina C aumenta su poder hidratante.
También hay que tener en cuenta el peso molecular del ácido hialurónico ya que eso hace que unos productos sean más o menos adecuados para cada tipo de piel.
Existen dos tipos: ácido hialurónico de alto y bajo peso molecular. El primero es una molécula grande, incapaz de penetrar a través de nuestra piel, por lo que permanece en la superficie, retiene agua y proporciona hidratación. El ácido hialurónico de bajo peso molecular es una molécula más pequeña, por lo tanto puede actuar en mayor profundidad y tiene efecto antiedad.
Los suplementos
Dado que los niveles de ácido hialurónico disminuyen a medida que envejecemos, los suplementos pueden ayudar a tratar o prevenir afecciones de salud.
El ácido hialurónico en comprimidos es de venta libre pero siempre es aconsejable consultar al médico de cabecera antes de empezar a tomarlo.
Los más recomendados son los suplementos que están combinados con elastina o vitamina C ya que pueden mejorar la elasticidad y la absorción. La ingesta recomendada es de una pastilla por día (idealmente, alejado de las comidas).
Los suplementos de ácido hialurónico ayudan a mantener los niveles de humedad de la piel, aumentan el volumen, minimizan la aparición de arrugas, e incrementan la producción de colágeno, indispensable para mantener la piel firme y suave.